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sábado, 17 de septiembre de 2011

THRILLER ( 11-2011)



Quizás fue el vino, aún no lo sé, pero de repente me invadieron unas imágenes : Yo corriendo cuadras y cuadras con una mujer de unos ojazos azules, buscando a un quiltro que parecía significar mucho para mi, porque gritaba su nombre ,como lo hace  un amo que pierde a su fiel mascota en un parque inmenso de verde silencio. La mujer en la imagen      (parecía quererla mucho) gritaba “Saturdayyyyy-Saturdayyy!!!!”De verdad que no entendía por qué estaba con esa mujer y por qué exigía un sábado ,si por el color de esa imagen estoy seguro que era un Domingo o Lunes (algo sé de inglés, lo básico, pero lo sé) Bebo al seco otro sorbito de vino, mientras Benito Parranda me contaba por milésima vez en este trimestre      ( por eso evito su oficina)los extraordinarios milagros de San Pelafustán.

 Luego, no sé, en esa o en otra imagen, le digo en señas a esa mujer de ojazos azules que debemos ir al Callejón de los Olvidados…¿Callejón de los Olvidados? Es cierto que todos los mendigos hablaban de él y es cierto también que Benito Parranda era el único que sabía las coordenadas exactas. Omitía decirnos su ubicación, por temor a que terminásemos allá. Me sorprendí de la propiedad con que recordaba aquél sitio ¡Hasta sentía el aroma de sus charcos de agua estancada, el calor de sus fogatas improvisadas e incluso oía los ladridos de los ejércitos de quiltros custodiando la entrada!…sí, debe ser el vino, no hay otra explicación. ¡Y Benito Parranda  insiste en servirme otro cortito, dice que otro no hace nada y trata de convencerme que este vinito está santificado por el Arzobispo de Santiago du Chili! De verdad temo beber otro sorbito, porque estoy recordando cosas que no quiero recordar. “¡¡Hijo, mío, beba la sangre del Crizto, no sea niñita!!”- me dice Benito Parranda con todos sus dientes morados-Y claro, le hago caso…aunque prefiero un Vodka “Putonski”, eso pienso, mientras el bueno de Benito sigue con la cháchara de que todo mendigo que llega al Hogar, es como un nuevo hijo.

Bueno, no sé, las imágenes se suceden unas a otras sin orden cronológico..no les ha pasado? Es como tener un mazo de naipes en tus manos e ir ordenándolos por pintas, una weá así… y ahí vi a esa mujer de ojos azules que me besaba con fogosidad y apagaba el cigarrillo en el vidrio de una cabina telefónica y sentimos las risas grotescas y los cánticos violentos  de un grupo de hombres con cadenas y machetes con dirección hacia el famoso Callejón. Ambos nos arrodillamos y ella escondió su rostro en mis harapos y comenzó a temblar y a ponerse pálida y decía entredientes “Killer—killer” ( Benito Parranda sabe más inglés que yo y le pregunté qué significaba Killer y me dijo que significaba MIEDO…no, no, me dijo, eso es thriller, ja ,ja ,ja , me acordé de Michael Jackson, me dijo todo mareado como barquito de papel y comenzó a hacer los pasitos del video aquél por toda la oficina y, sin querer queriendo, botó el sagrado corazón de Crizto, en donde guardaba las ostias. Cooooncha, este vino parece que fue exprimido por Satanás,ja,ja,ja y yo me reía, porque era divertido oír al Bueno de Benito pronunciar el nombre del cachúo. Ja ,ja ,ja ,noooo , hijo mío, Killer significa “muerte”) y me trataba de explicar que debíamos volver, porque hoy era el día que se cumpliría una amenaza y yo, de verdad, no entendía mucho lo que me decía y ella, de impotencia, lloraba sin subtítulos. Creí que quería que la besara, pero me rechazaba y, después que el grupo se perdió por una esquina poco iluminada, ella abrió la puerta de la cabina y me tomó la mano y comenzó a correr. ( No Don Benito, no se preocupe, estoy bien….otro cortito? Déle no más, sirva con confianza..total..qué le hace el agua al pescáo? jajaja. Siiiií, todos somos sus hijos y usted como buen padre que es le exijo que este pijama a rayas me lo cambie por otro hasta que encuentre mis harapos. ¡¡No me importa que tenga estampes de ositos sonrientes!!)

Me vino otra imagen y sí, el nombre de esa mujer es Bretaña (no, no era un país)y se tropezó y cayó con las manos haciendo freno en el asfalto y se le abrió el banano y de él se asomó un turro de dólares, una fotografía de una pareja de recién casados bailando el Vals de Strauss y una cajetilla de cigarrillos largos con sabor a vainilla. Ella, asustada, recogió sus pocas pertenencias y me tomó otra vez la mano y ahí recordé a “Sábado” y le dije que no estaba conmigo y eso me pareció raro, porque era como una sombra en la suela de mis bototos. Devolvámonos, le dije, pero ella me rogaba que debíamos seguir calle abajo, que sus friends corrían danger. Ahí nos quedamos un rato y comenzamos a llamar a Sábado en nuestros respectivos idiomas y él no aparecía por ninguna parte.




sábado, 10 de septiembre de 2011

VINO TINTO (10-2011)

De repente siento que no pertenezco a este mundo y que por eso soy un mendigo y el más despreciado de todos los mendigos, porque incluso soy despreciado por mis pares y saben qué? ¡¡Este maldito pijama a rayas no ayuda para nada!!! Lo más trágico de todo es que no encuentro por ninguna parte mis harapos favoritos, es como si los hubiesen donado para hacer huaipe o qué sé yo!!! Sin ir más lejos fui a la oficina de Benito Parranda a hacerle el reclamo correspondiente, pero me dijo que no tenía idea y luego, de la nada, me comenzó a contar que muy pronto estaría por estos lados el Arzobispo de Santiago du Chili y que le había encargado al Chabelín un espectáculo para recibirlo, que le encantaría hacer un coro de mendigos para amenizar la visita de la autoridad y algún vinito de bienvenida, porque me recordó que el Crizto, de vez en cuando, se tomaba su cortito y me guiñó un ojo y sacó de su sacro-escritorio una botella de la mejor cepa y sellada. Me dijo que las uvas con las que se hizo este vino fueron de los últimas vides del Monasterio de los Monjes Beodos. Yo decía para mis adentros que Benito Parranda me estaba agarrando pal webeo y no, mira, me decía, mira la etiqueta, aquí dice bien clarito, Mo-nas-te-rio de los Mon-jes Be-o-dos, ves? Y más abajo dice el año, mil novecientos setenta y tres, ya hace como treinta y tantos años atrás. Sí, me decía ahora triste, todos los Monjes fueron a parar al fondo del mar o acallados en el desierto….y ahí se persignó el bueno de Benito y yo sólo lo oía y hasta se me olvidó el motivo de mi visita. Todos ene-punto-ene-punto, quién sabe dónde están sus cuerpos…y ahora con esto del avión que se estrelló en Juan Fernández, qué trágico, no? Y comenzó a beber de la boca de la botella y de verdad  creo que no se dio ni cuenta y, de  ella salió un aroma exquisito que inundó toda la oficina del bueno de Benito…¡hasta los cuadros de los santos llegaron a emborracharse! Creí ver el cuadro de Santa Cartuchona siempre virgen, masturbándose copiosamente y al de San Pelafustán enseñando los estigmas de su corazón de diamante. Siéntate acá, me dijo Benito acercándome una silla. Sabes? Yo los quiero mucho a todos ustedes, son como mis hijos y si uno de ustedes llora, lloro; si alguno de ustedes pasa frío, yo también paso frío y si a alguno de ustedes osan insultarlos, es que a mi me están insultando, entiendes? Sí, le dije, entiendo y el bueno de Benito se acercó a mi y me abrazó y comenzó a palmotear mi espalda con una efusividad que me paralizó como estatua de sal. Sabes? Me dijo con los ojos inyectados en lagrimones, pensamos que te perderíamos así como perdimos al Manco Saavedra. En las condiciones que llegaste al Hogar....uffffff........y sólo pronunciabas un nombre…Inglaterra?..umhhh., cuál era? No..no, Bretaña, sí, Bretaña, ése era el nombre, decías "mi Bretaña", eso decías…

viernes, 2 de septiembre de 2011

HOLOCAUSTO ( 9-2011)


No tenía ganas de hacer nada, pero igual me daba ánimos y me levantaba, al menos, para estirar las piernas, así dejaba contento a Benito Parranda. Así fue que me di cuenta que estaba vestido con un pijama de líneas azules y blancas y por esa razón el “Siniestro” me puso el “Holocausto” y el muy maricón me decía cada vez que me veía dirigirme al baño “ Te falta la pura estrellita en el pecho” o “ aléjate del horno, weón”  Por mi lo hubiese bañado en combos, pero aún no tenía las fuerzas necesarias para eso, por eso me entretenía imaginando el día en que le volaría algún diente de un solo golpe. Sí, era muy cruel para poner apodos, porque eso de que me llame “Holocausto” me duele, ya que nadie sabe que mis abuelos llegaron de la Alemania Nazi a Chili. Lograron escapar de las cámaras de gases y los experimentos del Doctor Hell y se instalaron con una librería y comenzaron, de a poco, a hacer fortuna. Mi madre era la más hermosa de todas y algunos decían que yo había heredado su sonrisa melancólica. Luego conoció a mi padre y se fue todo a la mierda. Dicen algunos que él era como un imán para las desgracias y gente que se relacionaba con él, terminaba mal, por eso dicen que mis abuelos perdieron su negocio, que mi abuela terminó con camisa de fuerza en el “Open Door” alzando la mano y saludando al FÜHRER y que mi abuelo se obsesionó con la búsqueda de la “Ciudad de los Césares” y nunca jamás nadie supo de él. Mi madre comenzó a vender alfileres casa por casa, con el fin de comenzar otra vez de cero, pero lo poco que ganaba, mi padre se lo gastaba en el Club Hípico. El pensaba que un día de éstos un caballo le daría el dinero que necesitaba y viajaría a Europa a encontrar sus orígenes. Yo era chico, ni siquiera hablaba, pero me acuerdo que mi papá le sacaba la chucha a mi mamá, como si la culpase de la miseria de su vida. Un día, cuando tenía como seis años,  mi papá pasaba la borrachera en la hamaca del patio de atrás y, sin querer queriendo, una soga se le encaramó en el cuello y colgó como un muñeco de trapo en el parrón. Mi mamá no derramó lágrima alguna en el entierro y eso me llamaba la atención y lo más triste de todo fue que nadie quiso dirigirle unas palabras de despedida. Yo era chico y bueno…sea como sea era mi papá y sí, yo lo amaba. Por eso me despegué de la mano de mi mamá , tomé el micrófono y dije “Shalom, Papi” dándome tres golpecitos en el pecho y luego volví a tomar la mano de mi mamá que me miró con una cara de odio que jamás olvidaré…maldita sea, este pijama es el culpable! Prometí no recordar a mi familia, prometí no hacerlo!!!! Ahí me quedé meando en el urinario, dirigiendo la colilla de cigarrillo al desagüe  y  de mis recuerdos me sacó de un ala la voz burlona del “Siniestro” que me dijo mirándome por dónde salía el chorro amarillo : “Por lo que veo eres todo un Holocausto, sólo te falta un buen corte de pelo y estás al otro lado de la alambrada jajaja” y no alcancé a reaccionar cuando me arrinconó y  me examinó las muñecas como si buscase algo.Lo miré extrañado y él me dijo totalmente irónico: “ Estaba viendo dónde te habían marcado, quizás el numerito lo tienes en otra parte”. Ahí no aguanté más y me abalancé  sobre él con una furia que lo llegué a hundir en la pared del baño. “Eres un conchasumare – le gritaba entre sollozos- eres un verdadero conchasumare” y el muy maricón seguía burlándose de mi en forma inmisericordiosa y me llamaba insistentemente “Holocausto” y yo le gritaba y le escupía en la cara que mi nombre era Crusoe, que siempre fue Crusoe!!!!!!!!!!!!!!