Vistas de página en total

sábado, 1 de octubre de 2011

PADRE MIO ( 12-2011)



--Por qué, Dios santo, me siento tan miserable? – decía el bueno de Benito Parranda, bebiendo más del vino bendito-

Era obvio, había pasado a la fase siguiente, porque a penas seguía el ritmo de Thriller con el pie. Como que se hundió en la silla y al frente tenía el sagrado corazón de Crizto que brillaba con la luz tenue de la luna que caía por un vitral acusete que contaba la verdad de las negaciones de Pedro.

--Tienes hambre, Crusoe? – Me dijo- Tráeme ese corazón, por fa-

Yo ,obediente, se lo acerqué y lo abrió en forma sacrílega, arrojando un montón de ostias a un plato adornado con las figuras de los apóztoles amados, todos preparándose para olvidar a su Crizto. Luego fue al refrigerador y en una inocente taza echó un poco de ketchup y un poco de Mayonesa y formó una suave salsa Golf en la cual untó una ostia sagrada. Yo estaba medio espantado, pero Benito Parranda, con la mayor naturalidad del mundo, me dijo que si nos estábamos bebiendo la sangre del Crizto, debíamos hacer la eucaristía completa y luego, comiéndose una ostia y bebiendo un poco de vinito, me guiñó el ojo, invitándome a compartir este inusual sacramento. “Esto nos hará bien, hijo mío, hip!” y luego volvía a reír con la sonoridad de un cabro chico. Igual no me engañaba, porque lo notaba triste  y temía que en cualquier  momento se largase a llorar a mares. Y eso sí sería extraño, porque nadie ha visto llorar a Benito Parranda. Incluso han corrido apuestas en las desgracias peak del Hogar, como por ejemplo el día que encontramos tieso al Manco Saavedra o el día en que se le perdió pista al Poeta Triste. Quizás por eso temblaba.....no sabría cómo enfrentar esta situación…Benito Parranda no conoce de tristezas, siempre dice eso el Chabelín y una noche en particular, cuando lo volvió a repetir, nosotros asentimos en silencio, fumándonos un pucho compartido. “Y quién vea llorar a Benito Parranda – dijo el Chabelín esa misma noche- tiene la misión de dibujarle una sonrisa, porque él siempre está dispuesto a darnos una palmadita en el hombro o a hablarnos por enésima vez de los prodigiosos milagros de San Pelafustán para demostrarnos que siempre de los siempres existe una llama de divinidad, incluso en los más rufianes. Así que ya saben, esto es palabra de Mendigo”. Y luego sellamos el compromiso ,escupiendo las palmas y dándonos un fuerte apretón de manos.

--Tu venías por tus harapos….sácalos de ese cajón

Y con la vista perdida en el infinito de sus pensamientos me guió y yo , tambaleándome, abrí el cajón y ahí estaban mis ropajes. Sonreí y noté que tenían un perfume que me agradaba…era como a violetas recién cortadas y volví a recordarla a ella de cuerpo entero, con esos ojos profundos que me rogaban, entre el caos y la lluvia de cenizas, que no me fuera jamás de su lado. ¡ Me abrazaba  con una ternura que no es de este mundo  !
--Sabes, Crusoe? Yo, de repente me siento igual que ustedes…no, no me digas nada y no me abraces, por favor. Sí, me siento igual que ustedes..

Y al bueno de Benito se le quebró la voz y comenzó a llorar con una amargura que partía el alma oírlo y el cruzifijo alta redención que tenía colgado del cuello se ahogó en el vaso de vino(¡El pobre Crizto parecía un náufrago dando la cara al mundo en la tormenta de lágrimas que caía sobre el vaso!)

--Vamos, Benito, no se me ponga así – lo abracé a la fuerza-

--Es que no entiendes…no puedo hacer más por ustedes..

--Lo ha hecho todo.

--¡¡¡Dejé morir al manco Saavedra!!!! – decía todo moquillento y gimiendo como un niño culposo -

--Son cosas que pasan.

--…..

Es verdad que estaba medio ebrio, pero al ver a Benito Parranda en ese estado, me atacó toda la lucidez y le consolaba como él me hubiese consolado, por eso le relaté los grandilocuentes milagros de San Pelafustán uno a uno y él, poco a poco, esbozaba una sonrisa, sobre todo cuando le teatralicé el milagro de las monedas doradas de chocolate en el bolsillo del niño que no sabía sonreír. Lo miraba divertido y recordé a mi padre que muchas veces prefirió estar con sus amigotes en el bar o perdiendo el tiempo en el Hípico, mientras mi Mamá se las ingeniaba para darme de comer y me hablaba de mi padre como si éste estuviese muerto.

--Sabe, Benito? Usted es como el padre de todos nosotros, así que séquese esas lágrimas y abráceme, porque lloraré por usted

Y él me abrazó diciéndome “hijo mío” y yo hundí mi rostro en el hábito y lloré por mi padre y lo perdoné por toda la ausencia que me brindó y di las gracias por tener a Benito Parranda y por haber logrado dibujar una sonrisa en su rostro cansado de tanto amar sin pedir nada a cambio.

sábado, 17 de septiembre de 2011

THRILLER ( 11-2011)



Quizás fue el vino, aún no lo sé, pero de repente me invadieron unas imágenes : Yo corriendo cuadras y cuadras con una mujer de unos ojazos azules, buscando a un quiltro que parecía significar mucho para mi, porque gritaba su nombre ,como lo hace  un amo que pierde a su fiel mascota en un parque inmenso de verde silencio. La mujer en la imagen      (parecía quererla mucho) gritaba “Saturdayyyyy-Saturdayyy!!!!”De verdad que no entendía por qué estaba con esa mujer y por qué exigía un sábado ,si por el color de esa imagen estoy seguro que era un Domingo o Lunes (algo sé de inglés, lo básico, pero lo sé) Bebo al seco otro sorbito de vino, mientras Benito Parranda me contaba por milésima vez en este trimestre      ( por eso evito su oficina)los extraordinarios milagros de San Pelafustán.

 Luego, no sé, en esa o en otra imagen, le digo en señas a esa mujer de ojazos azules que debemos ir al Callejón de los Olvidados…¿Callejón de los Olvidados? Es cierto que todos los mendigos hablaban de él y es cierto también que Benito Parranda era el único que sabía las coordenadas exactas. Omitía decirnos su ubicación, por temor a que terminásemos allá. Me sorprendí de la propiedad con que recordaba aquél sitio ¡Hasta sentía el aroma de sus charcos de agua estancada, el calor de sus fogatas improvisadas e incluso oía los ladridos de los ejércitos de quiltros custodiando la entrada!…sí, debe ser el vino, no hay otra explicación. ¡Y Benito Parranda  insiste en servirme otro cortito, dice que otro no hace nada y trata de convencerme que este vinito está santificado por el Arzobispo de Santiago du Chili! De verdad temo beber otro sorbito, porque estoy recordando cosas que no quiero recordar. “¡¡Hijo, mío, beba la sangre del Crizto, no sea niñita!!”- me dice Benito Parranda con todos sus dientes morados-Y claro, le hago caso…aunque prefiero un Vodka “Putonski”, eso pienso, mientras el bueno de Benito sigue con la cháchara de que todo mendigo que llega al Hogar, es como un nuevo hijo.

Bueno, no sé, las imágenes se suceden unas a otras sin orden cronológico..no les ha pasado? Es como tener un mazo de naipes en tus manos e ir ordenándolos por pintas, una weá así… y ahí vi a esa mujer de ojos azules que me besaba con fogosidad y apagaba el cigarrillo en el vidrio de una cabina telefónica y sentimos las risas grotescas y los cánticos violentos  de un grupo de hombres con cadenas y machetes con dirección hacia el famoso Callejón. Ambos nos arrodillamos y ella escondió su rostro en mis harapos y comenzó a temblar y a ponerse pálida y decía entredientes “Killer—killer” ( Benito Parranda sabe más inglés que yo y le pregunté qué significaba Killer y me dijo que significaba MIEDO…no, no, me dijo, eso es thriller, ja ,ja ,ja , me acordé de Michael Jackson, me dijo todo mareado como barquito de papel y comenzó a hacer los pasitos del video aquél por toda la oficina y, sin querer queriendo, botó el sagrado corazón de Crizto, en donde guardaba las ostias. Cooooncha, este vino parece que fue exprimido por Satanás,ja,ja,ja y yo me reía, porque era divertido oír al Bueno de Benito pronunciar el nombre del cachúo. Ja ,ja ,ja ,noooo , hijo mío, Killer significa “muerte”) y me trataba de explicar que debíamos volver, porque hoy era el día que se cumpliría una amenaza y yo, de verdad, no entendía mucho lo que me decía y ella, de impotencia, lloraba sin subtítulos. Creí que quería que la besara, pero me rechazaba y, después que el grupo se perdió por una esquina poco iluminada, ella abrió la puerta de la cabina y me tomó la mano y comenzó a correr. ( No Don Benito, no se preocupe, estoy bien….otro cortito? Déle no más, sirva con confianza..total..qué le hace el agua al pescáo? jajaja. Siiiií, todos somos sus hijos y usted como buen padre que es le exijo que este pijama a rayas me lo cambie por otro hasta que encuentre mis harapos. ¡¡No me importa que tenga estampes de ositos sonrientes!!)

Me vino otra imagen y sí, el nombre de esa mujer es Bretaña (no, no era un país)y se tropezó y cayó con las manos haciendo freno en el asfalto y se le abrió el banano y de él se asomó un turro de dólares, una fotografía de una pareja de recién casados bailando el Vals de Strauss y una cajetilla de cigarrillos largos con sabor a vainilla. Ella, asustada, recogió sus pocas pertenencias y me tomó otra vez la mano y ahí recordé a “Sábado” y le dije que no estaba conmigo y eso me pareció raro, porque era como una sombra en la suela de mis bototos. Devolvámonos, le dije, pero ella me rogaba que debíamos seguir calle abajo, que sus friends corrían danger. Ahí nos quedamos un rato y comenzamos a llamar a Sábado en nuestros respectivos idiomas y él no aparecía por ninguna parte.




sábado, 10 de septiembre de 2011

VINO TINTO (10-2011)

De repente siento que no pertenezco a este mundo y que por eso soy un mendigo y el más despreciado de todos los mendigos, porque incluso soy despreciado por mis pares y saben qué? ¡¡Este maldito pijama a rayas no ayuda para nada!!! Lo más trágico de todo es que no encuentro por ninguna parte mis harapos favoritos, es como si los hubiesen donado para hacer huaipe o qué sé yo!!! Sin ir más lejos fui a la oficina de Benito Parranda a hacerle el reclamo correspondiente, pero me dijo que no tenía idea y luego, de la nada, me comenzó a contar que muy pronto estaría por estos lados el Arzobispo de Santiago du Chili y que le había encargado al Chabelín un espectáculo para recibirlo, que le encantaría hacer un coro de mendigos para amenizar la visita de la autoridad y algún vinito de bienvenida, porque me recordó que el Crizto, de vez en cuando, se tomaba su cortito y me guiñó un ojo y sacó de su sacro-escritorio una botella de la mejor cepa y sellada. Me dijo que las uvas con las que se hizo este vino fueron de los últimas vides del Monasterio de los Monjes Beodos. Yo decía para mis adentros que Benito Parranda me estaba agarrando pal webeo y no, mira, me decía, mira la etiqueta, aquí dice bien clarito, Mo-nas-te-rio de los Mon-jes Be-o-dos, ves? Y más abajo dice el año, mil novecientos setenta y tres, ya hace como treinta y tantos años atrás. Sí, me decía ahora triste, todos los Monjes fueron a parar al fondo del mar o acallados en el desierto….y ahí se persignó el bueno de Benito y yo sólo lo oía y hasta se me olvidó el motivo de mi visita. Todos ene-punto-ene-punto, quién sabe dónde están sus cuerpos…y ahora con esto del avión que se estrelló en Juan Fernández, qué trágico, no? Y comenzó a beber de la boca de la botella y de verdad  creo que no se dio ni cuenta y, de  ella salió un aroma exquisito que inundó toda la oficina del bueno de Benito…¡hasta los cuadros de los santos llegaron a emborracharse! Creí ver el cuadro de Santa Cartuchona siempre virgen, masturbándose copiosamente y al de San Pelafustán enseñando los estigmas de su corazón de diamante. Siéntate acá, me dijo Benito acercándome una silla. Sabes? Yo los quiero mucho a todos ustedes, son como mis hijos y si uno de ustedes llora, lloro; si alguno de ustedes pasa frío, yo también paso frío y si a alguno de ustedes osan insultarlos, es que a mi me están insultando, entiendes? Sí, le dije, entiendo y el bueno de Benito se acercó a mi y me abrazó y comenzó a palmotear mi espalda con una efusividad que me paralizó como estatua de sal. Sabes? Me dijo con los ojos inyectados en lagrimones, pensamos que te perderíamos así como perdimos al Manco Saavedra. En las condiciones que llegaste al Hogar....uffffff........y sólo pronunciabas un nombre…Inglaterra?..umhhh., cuál era? No..no, Bretaña, sí, Bretaña, ése era el nombre, decías "mi Bretaña", eso decías…

viernes, 2 de septiembre de 2011

HOLOCAUSTO ( 9-2011)


No tenía ganas de hacer nada, pero igual me daba ánimos y me levantaba, al menos, para estirar las piernas, así dejaba contento a Benito Parranda. Así fue que me di cuenta que estaba vestido con un pijama de líneas azules y blancas y por esa razón el “Siniestro” me puso el “Holocausto” y el muy maricón me decía cada vez que me veía dirigirme al baño “ Te falta la pura estrellita en el pecho” o “ aléjate del horno, weón”  Por mi lo hubiese bañado en combos, pero aún no tenía las fuerzas necesarias para eso, por eso me entretenía imaginando el día en que le volaría algún diente de un solo golpe. Sí, era muy cruel para poner apodos, porque eso de que me llame “Holocausto” me duele, ya que nadie sabe que mis abuelos llegaron de la Alemania Nazi a Chili. Lograron escapar de las cámaras de gases y los experimentos del Doctor Hell y se instalaron con una librería y comenzaron, de a poco, a hacer fortuna. Mi madre era la más hermosa de todas y algunos decían que yo había heredado su sonrisa melancólica. Luego conoció a mi padre y se fue todo a la mierda. Dicen algunos que él era como un imán para las desgracias y gente que se relacionaba con él, terminaba mal, por eso dicen que mis abuelos perdieron su negocio, que mi abuela terminó con camisa de fuerza en el “Open Door” alzando la mano y saludando al FÜHRER y que mi abuelo se obsesionó con la búsqueda de la “Ciudad de los Césares” y nunca jamás nadie supo de él. Mi madre comenzó a vender alfileres casa por casa, con el fin de comenzar otra vez de cero, pero lo poco que ganaba, mi padre se lo gastaba en el Club Hípico. El pensaba que un día de éstos un caballo le daría el dinero que necesitaba y viajaría a Europa a encontrar sus orígenes. Yo era chico, ni siquiera hablaba, pero me acuerdo que mi papá le sacaba la chucha a mi mamá, como si la culpase de la miseria de su vida. Un día, cuando tenía como seis años,  mi papá pasaba la borrachera en la hamaca del patio de atrás y, sin querer queriendo, una soga se le encaramó en el cuello y colgó como un muñeco de trapo en el parrón. Mi mamá no derramó lágrima alguna en el entierro y eso me llamaba la atención y lo más triste de todo fue que nadie quiso dirigirle unas palabras de despedida. Yo era chico y bueno…sea como sea era mi papá y sí, yo lo amaba. Por eso me despegué de la mano de mi mamá , tomé el micrófono y dije “Shalom, Papi” dándome tres golpecitos en el pecho y luego volví a tomar la mano de mi mamá que me miró con una cara de odio que jamás olvidaré…maldita sea, este pijama es el culpable! Prometí no recordar a mi familia, prometí no hacerlo!!!! Ahí me quedé meando en el urinario, dirigiendo la colilla de cigarrillo al desagüe  y  de mis recuerdos me sacó de un ala la voz burlona del “Siniestro” que me dijo mirándome por dónde salía el chorro amarillo : “Por lo que veo eres todo un Holocausto, sólo te falta un buen corte de pelo y estás al otro lado de la alambrada jajaja” y no alcancé a reaccionar cuando me arrinconó y  me examinó las muñecas como si buscase algo.Lo miré extrañado y él me dijo totalmente irónico: “ Estaba viendo dónde te habían marcado, quizás el numerito lo tienes en otra parte”. Ahí no aguanté más y me abalancé  sobre él con una furia que lo llegué a hundir en la pared del baño. “Eres un conchasumare – le gritaba entre sollozos- eres un verdadero conchasumare” y el muy maricón seguía burlándose de mi en forma inmisericordiosa y me llamaba insistentemente “Holocausto” y yo le gritaba y le escupía en la cara que mi nombre era Crusoe, que siempre fue Crusoe!!!!!!!!!!!!!!


sábado, 27 de agosto de 2011

POSICION FETAL 8-2011





Benito Parranda siempre estuvo preocupado por mi estado, por eso acudía a visitarme, todos los días, tipo 20 horas, con el Doctor de la Clínica de los Milagros. Una de esas veces   oí que el “Siniestro” le  advertía al bueno de Benito  que yo estaba en huelga de hambre por la revolución pingüina y que de un momento a otro este sucucho de la caridad se llenaría de periodistas y que era mejor que comenzara a darnos buena comida y que de una vez por todas pusiera catres de campaña para no seguir durmiendo entre tablas. El Doctor no hacía más que preguntarme algunas cosas, abrirme la boca con una cucharita de plata, darme unos golpecitos por aquí y por allá y luego se iba con Benito Parranda  a encerrar a la Capilla ( porque ahí había calefacción ) y a hablar algo de mi, después de su familia, del hospital, del viaje afrodisíaco a la Isla Margarita, del golf, otra vez de mi, después del sermón del domingo pasado, de la pronta visita del Arzobispo de Santiago du Chili al Hogar, de cómo iba el asunto de la ampliación del hogar…en fin…

De verdad que nunca me sentí solo, porque noche a noche se paseaban los Mendigos por mi rincón. El Chabelín, por ejemplo, nuestro trato es explosivo, pero  igual estaba preocupado por mi salud y una noche  sentí un peso sobre mi y era porque él me echó encima el chaquetón del Manco Saavedra y luego se sentó a mi lado y  se puso a tocar su harmónica y de ella salían  blues melancólicos que ejecutaba con una maestría única y por eso no me extrañaba  sentir sollozos silenciosos por todas partes. Y me decía, así como que no quiere la cosa : “ Ya poh weoncito, mejórate luego, porque si tu te vas, con quién cresta voy a pelear? Acá nadie en el Hogar tiene la altura para desafiarme, sólo tu”.

Sin ir más lejos, la noche antes-antespasada vino a pernoctar la “Médium” al Hogar y cuando supo que estaba en ese estado, no se despegó de mi en toda esa noche.“Ya poh, huachito rico, reacciona” – me decía la “Médium”- y a mi lado se quedaba acariciándome los cabellos y  encendía inciensos con aromas ancestrales que me llegaban a asfixiar y dejaba una  botella desechable con agua corriente y me cubría con una sábana blanca llena de blondas gigantes, para que los médicos espirituales me reconociesen y me operasen. Igual amanecía medio machucáo, pero lo asociaba a que, como siempre, dormía en el suelo. Esa tarde la "Poto fruncío" andaba fiera enjaulada y le daba bronca el hecho de que el resto de los mendigos reconociesen los cuidados intensivos que me brindaba  la “Médium” y una noche  la “poto fruncío” la echó con viento fresco de mi lado diciéndole que se fuese a pastar  a otra parte, porque ella sí me iba a consolar y, lógico,  se aprovechaba tocándome todo y yo me dejaba, porque estaba convaleciente y cuando llegaban sus manos califas  al calzoncillo cuneteáo y palpaba que mi monstruo dormía plácido, se iba echando garabatos y vociferando  que yo, realmente estaba cagáo. “Algo le  hizo esta vaca, porque él no era así”- decía toda rabiosa  la “Poto Fruncío” a la "Debbie Gibson" y a la "Marimacha"-



Cuando ya llevaba más de una semana en posición fetal y en ese silencio aterrador, oí no sé a quién que le comentaba a qué sé yo  que pronto vendría la ambulancia a arrastrarme al Hospital  y eso sí me dio miedo : Esos pasillos blancos y fríos, esa luz tenue,ese olor a penicilina, esa comida ( prefiero la del Hogar , en serio que sí!!) De verdad que me pasa algo raro con los hospitales, ya que los asocio con la muerte. Debe ser por los años que dormí en la Posta Central y veía cada cosa. Bueno, el asunto es que ese mismo día abrí los ojos y a la primera que  vi fue a la  "Médium" sonriéndome con todos esos dientes nicotinosos. Me dijo que me sané por el agua, porque los médicos espirituales habían puesto en ella la medicina exacta para sanarme y yo me la había bebido. Luego comenzó a rezar en idioma intergaláctico ( ahí sí me asusté ) y después  gritó a todo hocico que me estaba mejorando y que no me iba al hospital. Inmediatamente se acercaron todos los mendigos  y comenzaron a vaciar sus bolsillos y a darme de comer y de beber, interrogándome que quién había sido el saco wea  que inició el incendio en el “Callejón de los Olvidados” y yo, de verdad, no sabía de qué mierda me hablaban.

viernes, 19 de agosto de 2011

CABINA TELEFÓNICA 7-2011


Caminamos en silencio por las calles lustrosas, sentí que tenía frío, porque de su respiración salía ese vapor helado y sus manos, bajo el chaleco de lana gruesa , se las frotaba con frenesí, como si quisiese que de ellas salieran fuego eterno. No tenía idea cómo ofrecerle mi chaquetón o pasarle mis guantes y eso que desprenderme de mis guantes, era como sacarme trozos de piel. Sólo me sonreía y sin palabras me decía que fuésemos a la cabina telefónica, que podríamos cerrar la puerta y quedar protegidos de la noche inmensa. “O.K.”,- le dije- y allá fuimos…eran cinco cuadras, las conté mentalmente y parecían no tener final. “Sábado” se adelantaba y volvía hacia nosotros, como si tuviese un elástico. Cuando llegamos a la cabina telefónica  torpemente chocamos al tratar de ingresar y nos reímos, creí olvidar en ese momento todo lo que yo era. Fue mágico, porque no sé cómo explicarlo…a ver…. es como si esta noche extremadamente oscura fuese una noche de esas de verano, de esas de adolescencia en que casi todo era perfecto, algo así…en realidad no tengo el blá-blá del Poeta Triste, hago lo que puedo, pero eso sentía y aún más : el frío se me había pasado un poco, porque sentía que algo quemaba mi pecho….raro, no? Y además sentía que la persona que tenía a mi lado estaba en la misma frecuencia que yo, aunque no me dijese palabra alguna.

Quedamos uno enfrente del otro en esa cabina telefónica y ella sacó un cigarrillo, era largo y delgado como sus dedos y luego, del banano, sacó una caja de fósforos marca “Odín”. Lo zamarreó haciéndome notar que existía sólo un fósforo. Yo le dije en señas que ojalá no se apagara antes, porque al examinar la caja de fósforos, estaba medio humedecida. Ella rió nerviosa y dijo algo en inglés que no entendí mucho. Le tomé las manos y le dije que me dejara a mi encenderlo y ella posó su cigarrillo en sus dulces labios. “One, two, Treee”-- le dije --y la llama encendió nuestros rostros próximos, mientras “Sábado” rasguñaba la cabina exigiendo ingresar. Sus ojos se encendieron con los míos y yo noté un dejo de abandono en ellos, como que me decían que debía besarla, como que me lo exigía……cómo negarme a besarla? pero….y si estaba equivocado? A penas la conocía!!! pero en esos roces con sus dedos largos cerca del fuego, parecía conocerla de hace siglos atrás…no sé si me explico….yo no creo en esas cosas, muchas veces me reí de la “Medium” ( una mujer gorda que andaba para todas partes con montón de velas y medallitas de latón para espantar los malos espíritus )cuando hablaba de eso de las vidas pasadas , decía que nosotros pagamos nuestros pecados en este ahora y que si somos mendigos, es porque fuimos reyes, pero reyes equivocados que jamás dieron nada por los demás. Y ahora frente a “La Bretaña”…. Se encendió el pucho delicado y una nube de color vainilla nos envolvió. Sólo nos mirábamos y nos tomamos de las manos y luego nos abrazamos y luego, sí, no besamos, toqué su lengua sabor vainilla y ella tocó la mía sabor soledad. Cerramos los ojos en ese beso y el mundo se nos borró , sólo eso, era como que la cabina telefónica nos llevase a otro mundo y lograba que la noche transcurriera lenta, muy lenta y “Sábado” daba vueltas alrededor de la cabina telefónica, como presintiendo que algo malo estaba por ocurrir, hasta que se perdió corriendo y ladrando hacia el “Callejón de los olvidados”

lunes, 15 de agosto de 2011

LA BRETAÑA ( 6-2011)


Es cierto, la noche estaba oscura, muy oscura, parecía un hocico de lobo y, mezquina se asomaba por el callejón de los olvidados. Yo seguía mirando el fuego, como hipnotizado, mientras el Jauría me contaba de la gente que nos rodeaba, del día que habían llegado, de sus tristezas y silencios, de cómo él sentía este callejón como su hogar y que cómo, de un día para otro, se fue rodeando de perros y perros y fue llamándolos su familia. Parecía  que llevaba siglos en este lugar (lo digo por la pasión con la que  se refería al callejón) y luego, sin aviso alguno, se acercaron a nosotros otros mendigos. En un rato eran miles de manos calentándose en el fuego y dos o tres tazones con té caliente circulaban entre sorbo y sorbo. ¡¡ Qué increíble que 3 o 4 bolsitas de té logren reunir a tanta gente !! Daba lo mismo si al final sorbeteábamos lágrimas de curáo, daba lo mismo, igual lográbamos espantar nuestra soledad infinita.



--- Bueno, les presento a Crusoe, lo trajo la última lluvia – dijo el Jauría –

A mi lado izquierdo tenía a la Bretaña, una mujer con unos increíbles ojos color océano profundo, con una piel color leche materna y unos dedos largos que, de vez en cuando, casualmente, acariciaban mi pierna . Yo, al principio no me di cuenta, pero después entendí que el roce no era casual. “ No, no habla español- me dijo el Jauría – llegó hace poco al callejón y nadie sabe su historia”. Y a mi lado derecho tenía a los tortolitos que no dejaban de besarse y decirse secretitos al oído .Ellos vivían su propio mundo, sólo pendientes de  recibir y darse amor . Era extraño…al menos pa mi…los tenía a mi lado, pero era como si los observara desde una colina lejana……me pregunté cuándo fue la última vez que sentí amor y no pude recordarlo. Me vino a la mente el último asalto de la “poto fruncío” e inmediatamente bloquié el recuerdo, porque esos besos, ese ùltimo encuentro ,era eso : sólo sexo y nada más. Ella me obligaba a decirle que la amaba y yo se lo decía y a pesar de que ella sabía  que mis palabras eran falsas, se sentía en las nubes y me decía que ella era sólo mía. Mentira!!! Esa misma noche fue del “Chabelín”, del “Orquesta” y también del “ de región” que, dicho sea de paso, andaba de paso.

La Bretaña se metió las manos a un banano que tenía una desteñida imágen del Puente de Londres  y sacó una cajetilla de cigarrillos. Luego me miró con esos ojazos azules y me invitó a salirnos de la fogata para fumar a solas. Por cierto acepté la invitación ( pa qué andamos con cosas...imposible negarse a esos ojazos azules!!) y, además, quería estirar un poco las piernas.“Sábado”, en el acto, nos siguió más allá del Callejón de los Olvidados, mientras el “Jauría” me atajó del brazo y me dijo en señas “ a ver si le logras arrancar algún garabato”

viernes, 12 de agosto de 2011

EL CALLEJÓN DE LOS OLVIDADOS ( 5-2011)



“Yo soy el Jauría” y cuando dijo eso, todos los perros comenzaron a ladrar, como aseverando lo que decía aquél hombre. Luego se sentó en una roca y siguió azuzando el fuego , observando cómo se consumían los maderos. Me invitó a que me sentara cerca del fuego  y fue el mismo “Sábado” que, con la lengua afuera y moviendo frenéticamente el rabo, me guió a un montículo de escombros.

 --- Dicen que pronto se vendrán las heladas – me dijo el Jauría no mirándome a los ojos-

--- Sí…es cierto…

--- Y muchos se irán con estos fríos de los mil demonios.

--- ….
Y recordé al Manco Saavedra, él es el número uno de este invierno. Antes fueron la “Matrona”, el    “ Macho Cabrío” y el “Pequeño Juan”, encontrados en distintos puntos de la ciudad, trágicamente azules  y tristes.....¿Seré el próximo? No, no creo, al menos tengo el Hogar de Crizto, pero aún así recordé que el Manco Saavedra murió en el Hogar y eso significa que la muerte nos persigue donde quiera que estemos, llámese invierno, hambre o lo que sea, ése es nuestro pre-destino, el que tenemos con mugre indeleble trazado en las palmas de las manos, como una vez le oí recitar al Poeta Triste. Recuerdo que la noche que recitó ese poema de la miseria ( como lo nombró) Benito Parranda se le acercó y le dijo que a pesar de que era un malagradecido, Dios lo amaba como el buen padre que ama a sus hijos descarriados. Después que le dijo eso, el Poeta Triste se sacó la camisa y le mostró una fea quemadura que le cruzaba toda la espalda y le dijo algo así como : “`y ése SU DIOS, el que dice que me ama taaaaaaaanto ¿ Dónde cresta  estuvo para evitar que esos neo-nazis hicieran esto conmigo? Mire, Benito Parranda!!!!!! - lo desafió, mientras el bueno de Benito lo miraba compasivo- mire bien esta marca, porque nosotros no somos hijos de Dios, somos los huachos de la divinidad, los que tenemos free-pass pal infierno mismo!!!” Ufff, todos quedamos como estatuas de sal, paralizados por el llanto de aquél hombre. Recuerdo que fue el mismo Manco Saavedra que se sacó como pudo su largo abrigo y cubrió al Poeta Triste y se lo llevó al patio para que llorara en paz. Ese gesto fue único y lo tengo clavado en mi memoria: Uno tiene marcas, es cierto, pero revelarlas al mundo no se debe hacer, por muy mendigo que se sea. Yo, por más que me empelotara no lograría exhibirlas, éstas se encuentran escritas en lo más profundo de mi alma.

 --- Cómo te llamas tu? – me preguntó el Jauría sacándome de mis pensamientos-

--- Yo?

--- Si.

--- Yo no tengo nombre – le dije acariciando a “Sábado” que se había dormido cerca de mi pierna-

--- No te estoy pidiendo el nombre, todo mendigo sabe que renuncia al suyo una vez que calza harapos, te estoy preguntando a cómo te haces llamar. Por ejemplo, yo soy el "Jauría" y el de más allá es el “Chapulín Colorado” ( siempre anda con ese chipote para todas partes, quién sabe para qué) y los de más-más allá, son los "tortolitos" ( nunca se pueden despegar) .

---Dígame ,Crusoe – dije seco-

--- Jajaja, entiendo – rió el hombre enseñando los pocos dientes que le quedaban- Mucho gusto, Crusoe.
Y de repente me di cuenta del lugar donde estábamos: Era un callejón lleno de casas de cartón, colchones solitarios, fogatas y mendigos por todas partes. Muchas veces en el Hogar de Crizto me habían hablado de que en el centro mismo de Santiago du Chili, existía un callejón lleno de mendigos que, por los supremos intentos que hacía Benito Parranda de llevarlos a su Hogar de Crizto, jamás habían aceptado. Muchas veces el bueno de Benito llegaba derrotado con su tropa de  samaritanos y con un montón de marraquetas con queso y los termos llenos de agua caliente y los tarros llenitos con café. Y, precisamente, aquí estaba yo, en el "Callejón de los Olvidados"


viernes, 5 de agosto de 2011

SÁBADO ( 4-2011)

Hay un segundo, un minuto, una hora que olvidamos…. no sé si me explico….a ver… ( deben ser los golpes que recibí, no sé)…muchas veces lo he sentido en el Hogar de Crizto e incluso hemos hablado de ello con los otros mendigos, fumándonos unos puchos compartidos en el patio interno que está lleno de orejas de oso, mantos de Eva, calas y gladiolos. En realidad no se puede explicar, porque hay que vivirlo. El Chabelín dijo una vez que ese tiempo olvidado es como estar muerto y que Dios nos manda, de vez en cuando, una muestra de lo que es su paraíso : Paz garantizada. (Me acuerdo que la Debbie Gibson y la “Poto fruncío” se reían del Chabelín porque decían que estaba hablando puras weás y que si quería irse al paraíso, ellas abrían las piernas y se lo enseñaban de una) En todo caso, pienso yo, que Dios es cruel al enviarnos ese botón de muestra, porque ese segundo, minuto u hora olvidada, tarde o temprano se evapora y despertamos donde mismo y con todas nuestras miserias.

Bueno, la cosa es que lo último que vi fueron esos bototos y caí en ese segundo, en ese minuto, en esa hora que olvidamos. A veces sentía pasos , gruñidos, ladridos, vehículos pasando raudos por una carretera, una gotera de esas infinitas que habla el Poeta Triste ( de vez en cuando va aquél hombre con esa voz cavernosa a pernoctar al Hogar de Crizto) y sentía cómo alguien azuzaba una fogata con maderas de una casa vieja que crujían por los recuerdos que mataba el fuego. En un momento estaba conciente ( se había acabado mi muerte transitoria), pero me rehusaba a despertar , porque tenía miedo, no sabía dónde estaba, por más que palpaba disimuladamente, no lograba dar con mi rincón predilecto del Hogar de Crizto. Hubiese hasta deseado sentir un beso baboseado de la “poto fruncío” y sólo sentía lenguetazos de un quiltro que no se despegaba de mi.

--- te quiere, ese perro te quiere – me dijo una voz que se oía cada vez más cercana—

Y recordé , recordé que en ese segundo, en ese minuto, en esa hora, aquella voz me habló en mi muerte transitoria y sentí que esa misma voz me bajaba la fiebre y que me daba de beber algo que decía era para el frío ( por el sabor eléctrico creí que era Vodka "Putonski", pero no estoy seguro )

---“El mejor amigo de un mendigo, es el perro” – dijo el hombre dando un chiflido a la nada
Y en el acto el quiltro que estuvo a mi lado en ese segundo, minuto u hora olvidada, se levantó de golpe alzando sus dos orejas y ahí me incorporé : Temí perder a Sábado ( Si Robinson Crusoe conoció a viernes un día viernes…¿ Por qué no le puedo llamar Sábado a mi perro, si él llegó a mi un día sábado?) Y le grité: “Sábado, ven a mi!!!!” y Sábado corrió a mis brazos y lo cubrí con mis harapos y fue por vez primera que me vi frente a aquél hombre rodeado de quiltros y quiltros fieles "a más no poder", de todos los tamaños y todos los colores.

domingo, 31 de julio de 2011

NOCHE DE LLUVIA ( 3-2011)

Era una de esas noches de lluvia orquestada y sicodélica, de esas noches que la lluvia se desata para todos lados : lluvia zigzagueante, lluvia como abanico, lluvia larga , lluvia con chanfle, lluvia rítmica y lluvia fiera (de esas que te mojan hasta la ropa que no llevas puesta)

Caminaba sin rumbo fijo, comiendo un pan con mortadela mientras mis lágrimas caían regañadientes, porque a cada momento recordaba al manco Saavedra y su muerte. Recordaba que nos quedamos los dos solos y que le conté que hay veces que de verdad uno se siente miserable y no es por el hecho de andar vistiendo harapos, ¡ no Señor!, es algo más íntimo…y él me miraba con su cara de fiambre aún cálido, porque le toqué la mano y, a parte de sentirlo aún cálido, descubrí que tenía un anillo en su anular, uno de acero quirúrgico que estaba escrito con un cuchillo el nombre de una mujer : CARMENCHA. “Al menos alguien llorará su ausencia…ojalá que así sea”- pensé en voz alta-

De verdad que me sentía miserable e insisto que no es por los harapos..a quién le miento? Si, los harapos ayudan mucho a sentirme en esta condición, porque vaya donde vaya me esquivan como si fuese una rata con lepra y me miran con desconfianza como si les fuese a robar …sí…los harapos ayudan harto a sentirme así.


----Que te pillamos, acá estás!!!- me dijeron dos hombres que salieron de la nada y que me arrastraron
a un callejón sin nombre.

No entendía nada y los dos hombres me arrastraban y golpeaban el asfalto con cadenas, como si quisiesen arrancarle alguna confesión.

--- Acá está el ladrón, devuelve lo que te llevaste!! – gritaban hacia las casas, para justificar su agresión -

Y a mi me comenzó a dar un ataque de risa, porque sabía que por más que escudriñaran mis bolsillos no encontrarían nada.

----Y te reís, maricón!!!!! –

Ese fue mi acabóse y comenzaron a darme de cadenazos y por más que me cubría el rostro, me dieron firme en misbrazos, en mi espalda y en mis piernas y cuando ya comenzaba a ver al manco Saavedra en colores celestiales, no sé de dónde apareció un ejército de perros vagos que comenzó a atacar a mis atacantes que huyeron despavoridos hacia el puente del Cardenal Tuerto. Uno de los perros se quedó conmigo y comenzó a lamer mis heridas..... luego vi unos bototos …alcancé a subir la vista un poco más, un poco más, por Dios, santo ….la lluvia a penas me dejaba ver…..un poco más, un poco más…..era un hombre envuelto en naylon…un poco más, un poco más…y me fui a negro, como si un telón oscuro me cubriese de cuerpo entero....

sábado, 30 de julio de 2011

ADIÓS, MANCO SAAVEDRA!!! (2-2011)

Si no es porque ando con una petaca de Vodka "Putonsky" me voy pal patio de los calláos, porque de verdad les digo: esta noche fue la más helada de mi vida, fue como si durmiera en la calle y sin siquiera un perro pa lanzármelo a los pies.Cuando desperté los diarios se quebraron como cristales y me costó sacarme los bototos...uf..qué dolor!!! Cuando me fui a lavar la cara, allí estaba ella, la "poto fruncío" que me preguntó cómo había amanecido, pero entendía que tenía su mensaje subliminal y no era necesario escucharlo al revés...sé que la ladillosa me decía: " viste, weón? si te hubieses acostado conmigo, no hubieses pasado frío". No la pesqué y seguí mi camino hacia los baños públicos y ahí me espanté: estaban todos comentando el ùltimo suceso del Hogar: murió el manco Saavedra...no pasó la noche...lo más triste de todo es que algunos ya se estaban repartiendo sus pocas pertenencias. No sé hasta dónde va a llegar la miseria misma!!!! Me emputecí cuando el "Chabelín" dijo que la manera más justa era lanzar los dados y quien obtuviera el mayor número se quedaba con el chaquetón largo del manco Saavedra ( era abrigador, a pesar de que tenía un brazo menos)No sé qué me dió, pero di media vuelta y le puse un combo en el hocico que lo lanzó directo al piso. "Ahí tienen otro candidato, peléense las prendas del "Chabelín" , también" - dije enfurecido y seguí mi camino, quería salir a la calle pronto, no sin antes despedirme del "manco Saavedra". Me acerqué a él abrièndome paso entre todos los menesterosos. Benito Parranda me permitió estar a su lado unos minutos y cerró la puerta detrás de nosotros. Ahí estábamos los dos y sin querer comencé a hablar en voz alta, ante el silencio inquisidor de los santos de Yeso reunidos en un rinconcito iluminado del cuartucho final . Recé un sentido padre nuestro y me fui con ganas de huír a las calles , deseando que ojalá  alguien reclame su cuerpo. Yo tengo amigos míos que terminaron en las Escuelas de Medicina desta República du Chili y sus entrañas terminaron en frascos con formalina en estantes lustrosos y eso es triste, sí que es triste...

SIN ZAFRADA ( 1-2011)

Este país es un verdadero asco!!!! Acepto que los polìticos se llenen los bolsillos a costa de nosotros, que en el Poder Judicial exista la corrupción, que los Chilenos si no mueren de hambre, mueren endeudados y se les embargue hasta el alma....pero esto....es mucho.....ya no sé a quién culpar y lanzarles un gargajo en la cara....Sí, este país es un asco, el colmo de los colmos es que los indigentes le roben a los indigentes !!!!! Hasta dónde hemos llegado? Yo confiado dejé como todas las mañanas mi frazada en el rincón más aparatado del Hogar de Crizto y me fui a vagabundear y a pedir limosna como todos los días y, a la vuelta, resulta que misteriosamente mi frazada había desaparecido : nadie sabía nada. Me dijeron que vieron al de "región" con la frazada y resulta que el de región se fue para no volver jamás. La "poto fruncío" me decía que durmiera con ella, pero ni cagando, porque siempre terminamos en otra cosa y estoy aburrío de andar rascándome como malo de la cabeza, la entrepierna ( de repente pienso que ella hizo desaparecer mi frazada) Pucha, registré todos los rincones del Hogar de Crizto y nada. Me fui directo donde Benito Parranda que justo estaba escuchando por la radio a pilas "el sermón de Don Jeshu", me convidó unas galletitas de avena de caridad y un cafecito y me preguntó el motivo de mi visita. Le hice la denuncia respectiva y umhhh, umhhhh, se comenzó a amononar el bigotillo ( igual como lo hace el Doctor Bombay, antes de dar su prescripción médica) y me dijo muy sonriente : "Welcome to the Jungle"....ya estoy chato, de verdad que sí, a lugar donde voy, me recitan el título de la canción de los Guns. No saben que yo soy de la Jungla, nacido y criado en la jungla!!!!! Finalmente, Benito Parranda me entregó un " turro" de diarios viejos y me dijo sonriente : "Es lo único que puedo hacer por ti, hijo mío". Todo malhumorado volví a mi rincón y ahí ya estaba instalada la "Poto fruncío", con un saco de dormir para dos personas y lucía un impecable pijama-pólar. La eché cagando en 3 tiempos y me puse a repartir las páginas en mi rinconcito. Ahí me di por enterado que la Bolocco había sido elegida Miss Universo, que había fallecido Julio Martínez, que unos terroristas derribaron con 2 aviones las Torres Gemelas y que Virus-Spam seguía perdido.....