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viernes, 5 de agosto de 2011

SÁBADO ( 4-2011)

Hay un segundo, un minuto, una hora que olvidamos…. no sé si me explico….a ver… ( deben ser los golpes que recibí, no sé)…muchas veces lo he sentido en el Hogar de Crizto e incluso hemos hablado de ello con los otros mendigos, fumándonos unos puchos compartidos en el patio interno que está lleno de orejas de oso, mantos de Eva, calas y gladiolos. En realidad no se puede explicar, porque hay que vivirlo. El Chabelín dijo una vez que ese tiempo olvidado es como estar muerto y que Dios nos manda, de vez en cuando, una muestra de lo que es su paraíso : Paz garantizada. (Me acuerdo que la Debbie Gibson y la “Poto fruncío” se reían del Chabelín porque decían que estaba hablando puras weás y que si quería irse al paraíso, ellas abrían las piernas y se lo enseñaban de una) En todo caso, pienso yo, que Dios es cruel al enviarnos ese botón de muestra, porque ese segundo, minuto u hora olvidada, tarde o temprano se evapora y despertamos donde mismo y con todas nuestras miserias.

Bueno, la cosa es que lo último que vi fueron esos bototos y caí en ese segundo, en ese minuto, en esa hora que olvidamos. A veces sentía pasos , gruñidos, ladridos, vehículos pasando raudos por una carretera, una gotera de esas infinitas que habla el Poeta Triste ( de vez en cuando va aquél hombre con esa voz cavernosa a pernoctar al Hogar de Crizto) y sentía cómo alguien azuzaba una fogata con maderas de una casa vieja que crujían por los recuerdos que mataba el fuego. En un momento estaba conciente ( se había acabado mi muerte transitoria), pero me rehusaba a despertar , porque tenía miedo, no sabía dónde estaba, por más que palpaba disimuladamente, no lograba dar con mi rincón predilecto del Hogar de Crizto. Hubiese hasta deseado sentir un beso baboseado de la “poto fruncío” y sólo sentía lenguetazos de un quiltro que no se despegaba de mi.

--- te quiere, ese perro te quiere – me dijo una voz que se oía cada vez más cercana—

Y recordé , recordé que en ese segundo, en ese minuto, en esa hora, aquella voz me habló en mi muerte transitoria y sentí que esa misma voz me bajaba la fiebre y que me daba de beber algo que decía era para el frío ( por el sabor eléctrico creí que era Vodka "Putonski", pero no estoy seguro )

---“El mejor amigo de un mendigo, es el perro” – dijo el hombre dando un chiflido a la nada
Y en el acto el quiltro que estuvo a mi lado en ese segundo, minuto u hora olvidada, se levantó de golpe alzando sus dos orejas y ahí me incorporé : Temí perder a Sábado ( Si Robinson Crusoe conoció a viernes un día viernes…¿ Por qué no le puedo llamar Sábado a mi perro, si él llegó a mi un día sábado?) Y le grité: “Sábado, ven a mi!!!!” y Sábado corrió a mis brazos y lo cubrí con mis harapos y fue por vez primera que me vi frente a aquél hombre rodeado de quiltros y quiltros fieles "a más no poder", de todos los tamaños y todos los colores.

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