Es cierto, la noche estaba oscura, muy oscura, parecía un hocico de lobo y, mezquina se asomaba por el callejón de los olvidados. Yo seguía mirando el fuego, como hipnotizado, mientras el Jauría me contaba de la gente que nos rodeaba, del día que habían llegado, de sus tristezas y silencios, de cómo él sentía este callejón como su hogar y que cómo, de un día para otro, se fue rodeando de perros y perros y fue llamándolos su familia. Parecía que llevaba siglos en este lugar (lo digo por la pasión con la que se refería al callejón) y luego, sin aviso alguno, se acercaron a nosotros otros mendigos. En un rato eran miles de manos calentándose en el fuego y dos o tres tazones con té caliente circulaban entre sorbo y sorbo. ¡¡ Qué increíble que 3 o 4 bolsitas de té logren reunir a tanta gente !! Daba lo mismo si al final sorbeteábamos lágrimas de curáo, daba lo mismo, igual lográbamos espantar nuestra soledad infinita.
--- Bueno, les presento a Crusoe, lo trajo la última lluvia – dijo el Jauría –
A mi lado izquierdo tenía a la Bretaña , una mujer con unos increíbles ojos color océano profundo, con una piel color leche materna y unos dedos largos que, de vez en cuando, casualmente, acariciaban mi pierna . Yo, al principio no me di cuenta, pero después entendí que el roce no era casual. “ No, no habla español- me dijo el Jauría – llegó hace poco al callejón y nadie sabe su historia”. Y a mi lado derecho tenía a los tortolitos que no dejaban de besarse y decirse secretitos al oído .Ellos vivían su propio mundo, sólo pendientes de recibir y darse amor . Era extraño…al menos pa mi…los tenía a mi lado, pero era como si los observara desde una colina lejana……me pregunté cuándo fue la última vez que sentí amor y no pude recordarlo. Me vino a la mente el último asalto de la “poto fruncío” e inmediatamente bloquié el recuerdo, porque esos besos, ese ùltimo encuentro ,era eso : sólo sexo y nada más. Ella me obligaba a decirle que la amaba y yo se lo decía y a pesar de que ella sabía que mis palabras eran falsas, se sentía en las nubes y me decía que ella era sólo mía. Mentira!!! Esa misma noche fue del “Chabelín”, del “Orquesta” y también del “ de región” que, dicho sea de paso, andaba de paso.
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