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martes, 18 de diciembre de 2012

SONRISA DE MUÑECA (14-2012)


El patio de los Gladiolos estaba convulsionado. Por las ventanas habían ojos observando otro falso alumbramiento de una nueva criatura imaginaria. La Llorona estaba con las piernas abiertas y en ellas la “Poto Fruncío” dirigía el trabajo de parto, con  la ayuda de la“Debbie Gibson” y la “Medium”.Entre ellas se comunicaban y esperaban algo que no llegaba. La Llorona gemía y su delantal estaba bañado en leche tibia. ¡Gritaba como si de verdad la estuvieran desgarrando por dentro! El Siniestro comentaba a otros mendigos (así, por lo bajo y todo burlesco) que parece que la weona en cualquier momento se iba a rajar. Para calmarla, la “Poto Fruncío” le decía que no pujara tanto, porque aún no era la hora, pero la “Llorona” la hacía callar con un “¡Este crío sí tiene que nacer!” El "Mensajero" desesperado llegó a nuestro encuentro y le comunicó a Benito Parranda que no encontraban la muñeca por ninguna parte. "Sí, Don Benito, mandamos  al “Pifia” y al “ matapasiones” a buscarla, pero sin resultados positivos", le explicaba todo compungido. La "Wirasacha" dijo que estaban buscando mal, que ahora que recordaba, antesdeayer habían visto a la Llorona en la plazoleta del frente, que seguramente la enterró bajo el árbol del suicidio. Me ofrecí para ir a buscar a la muñeca y por instrucciones de Benito Parranda, me acompañó el Siniestro. Acatamos en silencio, pero a penas estuvimos en la calle y lejos de la vista del bueno de Benito, lo lancé contra una pared y le dije que no quería ni oírlo respirar, porque si lo hacía, pero es que le sacaba de un solo combo en el hocico los últimos dientes para que se hiciese un collar dentífrico. “¿Tu y cuántos más?”- me dijo el Siniestro todo desafiante- De verdad que estuve a punto de incriminarme, pero me contuve : conté hasta 10 y en números romanos, tal como me enseñó mi Mamá, que en paz descanse . Llegamos al árbol del suicidio ( en una de las ramas encontramos colgado al "cogollo")y comenzamos a excavar con las manos y ahí encontramos la muñeca envuelta en papeles de diario. “ ¡Esa weona está más pitiá, no sé pa qué  continúan con el show! Hay que decirle la verdad no más, que nunca será madre” y mientras decía eso el Siniestro tomaba del pelo a la muñeca que no paraba de sonreír y decir “Mamá, te amo” En parte tenía razón ( me duele reconocer que el wea estaba en lo cierto), pero por otra parte es una maldad hacer más miserable la vida de la “Llorona”. Lo miré con un odio  y le dije que me pasara la muñeca, pero no quería y cada vez que intentaba arrebatársela, me decía como si fuese un torero “Oleeeeeeee” Ya la paciencia se me estaba acabando  y cuando estaba a punto de arrancarle los dientes, un quiltro salido de la nada comenzó a morderle la pierna. Lo reconocí a penas lo vi : Era “Sábado”

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